Los niños y su alimentación


La llegada de una niña o niño al mundo produce una gran alegría y un verdadero desafío para sus padres, su familia y su comunidad: el de lograr que, con salud, pueda obtener la mejor calidad de vida posible en su ambiente. Dentro del conjunto de necesidades que se hace necesario cubrir para lograrlo, la nutrición ocupa un lugar primordial. No existe salud sin una buena nutrición y, a la vez, sin salud no es posible alcanzar un estado nutricional adecuado.
Para los seres humanos alimentarse significa mucho más que comer, ya que el alimento no sólo satisface una de sus necesidades primarias. También significa estímulos sensoriales y, fundamentalmente, actúa como un integrador social y cultural que ofrece la posibilidad de encuentro, identidad y comunicación. Proveer alimentos es un acto natural de cada especie para lograr su conservación.
Alimentar a un niño o niña significa aún mucho más. La alimentación de un niño implica satisfacer sus requerimientos nutricionales y es, además, uno de los elementos primordiales para lograr su crecimiento y desarrollo armónico e integral como persona. Consiste en una experiencia de vida, de intercambio y reciprocidad entre él y quien le brinda, además del alimento, cuidados y afecto, generando formas sutiles de integración social y cultural.
Los niños y niñas tienen derecho a ser alimentados, a recibir el mejor alimento para su edad, y a gozar de un ambiente que les procure bienestar. Esto habla de un modo de alimentarse más relacionado con la calidad de vida que con la composición del alimento en sí.
Desde la etapa intrauterina los nutrientes constituyen un componente fundamental para la vida de todo individuo, ya que aportan los elementos esenciales para el crecimiento de todo su organismo. Al mismo tiempo, la alimentación ofrece a sus cuidadores la posibilidad de ofrecerle otro tipo de alimento: el amor.

Fuente: Guías Alimentarias para la Población Infantil. Argentina.

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